Casa Llena

Las lesiones de los lanzadores y la operación Tommy John

“No se puede descender dos veces por el mismo río, pues cuando desciendo el río por segunda vez, ni yo ni el río somos los mismos.”

Heráclito de Éfeso

Nada más triste y descorazonador en el mundo del béisbol que el tener que observar la salida de un pitcher de un encuentro por lesión. Esa imagen que por desgracia ahora resulta más común de ser apreciada en los terrenos de juego es síntoma inequívoco de que se forzó la maquinaria o que de que el propio cuerpo ha enviado una señala de alarma como reacción al esfuerzo y cargas de trabajo a las que había sido sometido. Las lesiones evidentemente son un imprevisto e infortunio que nadie desea, pero que siguen creciendo y multiplicándose en el ámbito del deporte profesional y particularmente en el mundo del béisbol.

Querido lector, hace ya casi medio siglo, (1974) que el entonces lanzador de los Dodgers de Los Ángeles Tommy John se lesionó durante un juego de la temporada regular en contra los Expos de Montreal. A sus 31 años de edad, el diagnóstico recibido fue: lesión del ligamento colateral cubital medial del brazo izquierdo y su pronóstico fue aún más desalentador: el irremediable fin a su carrera de pitcher de la MLB. No obstante ello, el entonces médico ortopedista del club el Dr. Frank Jobe, le propuso someterse a un nuevo procedimiento, casi experimental que consistía sustituir el ligamento atrofiado de su brazo de lanzar por un tendón con características parecidas a ese ligamento, que proviniera de otra parte del cuerpo como el antebrazo o la pierna. John que tenía mucho que ganar y nada que perder se sometió primero a la cirugía y luego al largo proceso de rehabilitación que le costó prácticamente dos temporadas. Casi milagrosamente y ante el asombro de la comunidad médica se dió su regreso a los montículos en la temporada 1976, ahora con el sobrenombre de “El hombre biónico” esto en alusión al famoso programa de televisión que gozaba en aquellos años de éxito y grandes audiencias tanto en las pantallas norteamericanas como en las de México, pudiendo constatar los aficionados al Rey de los deportes el rotundo éxito de la operación.

Tras lo acontecido, John tomó notoriedad y se convirtió en un lanzador más cerebral y seguro de sí mismo que el que había sido antes de la operación, lo que en los años venideros le permitió participar en tres Series Mundiales dos con Dodgers y una más con los Yankees y aunque lamentablemente perdió en las tres ocasiones en lo personal logró jugar en forma ininterrumpida trece temporadas después del procedimiento que le regresó a los campos de juego y le permitió dejar su marca personal de victorias en la nada envidiable cifra de 288 juegos ganados tras su paso por la MLB.

Hoy en día, aquel pitcher oriundo del estado de Indiana es más nombrado y mencionado en artículos y crónicas deportivas, así como en las narraciones de encuentros de temporada regular tanto en radio como en televisión que cuando era jugador en activo y no por rendir homenaje a su su sólida carrera deportiva, sino porque aquel procedimiento que le fue practicado y que debió llamarse la operación o el procedimiento Jobe en honor al galeno que revolucionó la medicina deportiva, ha pasado a la posteridad por extraño que parezca como la operación Tommy John.

Con respecto al Dr. Frank Jobe fallecido en 2014, debo afirmar que tiene los suficientes méritos para ser considerado un futuro miembro del Salón de la Fama del Béisbol por sus aportaciones al mundo del béisbol, pues además de legar esa conocida intervención quirúrgica, también fue el precursor de la operación reconstructiva de hombro, siendo en 1990 su primer paciente el también lanzador estelar de los Dodgers Orel Hershiser, quien gracias a ese innovador y arriesgado procedimiento pudo continuar en los montículos de la MLB hasta el año 2000. Dicha operación hoy sigue practicándose con menores posibilidades de éxito que la del ligamento colateral del brazo dada la complejidad que impone la intervención del hombro, pero en su momento le permitió a pitchers de la talla y calidad de Roger Clemens, Curt Schilling, Mark Mulder y Mark Prior continuar por algunos años con sus carreras y a nuestro compatriota Julio Urías lograr llegar a la MLB.

Lo significativo para mi es que aquel caso de éxito (la operación Tommy John) a casi medio siglo de distancia se ha convertido prácticamente en un remedio casero para curar un mal mayor; pues el número de jugadores intervenidos por problemas en el ligamento colateral de su brazo de lanzar se ha incrementado de manera exponencial, lo que significa desde mi muy particular punto de vista que la exigencia deportiva y la necesidad de producir lanzamientos a mayor velocidad a tan tempranas edades está consistentemente afectando y consumiendo los brazos de los mejores lanzadores del béisbol.

Tan es así que los lanzadores profesionales de béisbol de la actualidad y que evidentemente nacieron después de haberse practicado por primera vez la operación Tommy John están plenamente concientes y convencidos de que la hazaña médica del Dr. Jobe es para ellos más que una segunda oportunidad, algo así como un derecho adquirido que pueden hacer valer cuando lo necesiten, en vez de ser el último de los recursos, como lo fue en su momento para Tommy John.

Vayamos a las cifras, o como solía decir uno de los pilares de crónica beisbolera en México Pedro “El Mago” Septién: “a la frialdad de los números.” De 1974 a la fecha más de mil lanzadores profesionales se han sometido a la célebre cirugía, de ellos, prácticamente 600 formaban parte del roster de un equipo de la MLB cuando se sometieron a la operación.

Si exclusivamente cuantificamos el fenómeno con jugadores profesionales de béisbol significa que se han practicado en promedio 20 operaciones al año desde que se realizó la primera en su tipo; la cifra podría no resultar tan alarmante, pero es importante adentrase un poco más en los datos y la información para descubrir que el incremento de las lesiones en los lanzadores es notorio y la situación es mucho peor de lo que parece. En los últimos quince años uno de cada tres lanzadores abridores o relevistas que formaban parte de un equipo de la MLB ya se había sometido a la cirugía Tommy John antes de llegar a las Ligas Mayores o le fue realizado el referido procedimiento quirúrgico cuando vestía la franela de un equipo de la MLB.

Siguiendo a detalle con la explicación he de señalar que 32 lanzadores de las Ligas Mayores se sometieron a la operación Tommy John en la temporada 2021, mientras que la pasada temporada 2022 el número de lanzadores que tuvieron que recurrir a la operación fue de 28. Si consideramos que un equipo de béisbol tiene en promedio de 12 a 14 lanzadores en sus filas, podemos comparativamente establecer que al menos en las dos últimas temporadas 2 equipos de la MLB hubiesen perdido por completo su cuerpo de lanzadores por problemas en el codo y ligamento del brazo de lanzar, una cifra que ya refleja parte de la gravedad del tema. Las malas noticias no parecen revertirse en estos momentos, pues antes de llegar a la mitad de la temporada en la presente campaña 2023 son ya 14 lanzadores de la MLB los que han sido sometidos a la operación Tommy John para reparar o reconstruir sus brazos de lanzar entre ellos: Robbie Ray, Lou Trivino, Luis García, Tyler Mahle y hace unos días el veterano Jacob deGrom que fue sometido por segunda vez en su carrera a la célebre operación.

Mucho más preocupante resulta lo anteriormente comentado cuando sabemos que la estrategia del juego de pelota cambió radicalmente en cuanto al manejo y rendimiento de los lanzadores. Hace cerca de cuarenta años, es decir, todavía en la época en que jugaba Tommy John y otro destacado grupo de lanzadores era normal y hasta esperado que los pitchers abridores tuvieran como objetivo lanzar las nueve entradas del juego no importando si se rebasaban o no los 100 lanzamientos en un encuentro de pelota; sin embargo, desde la temporada de 1988 y hasta nuestros días, esa libertad y exceso desapareció, pues a partir de entonces se establecieron parámetros y límtes respecto al número de lanzamientos y no hay equipo de la MLB que no sea riguroso en el conteo de los mismos y del total de entradas que ejecuta cada uno de sus lanzadores abridores y relevistas; nadie puede excederse, nadie puede rebasar su cuota y límites, nadie debe hacerlo y en honor a la verdad prácticamente nadie lo hace ya en la MLB. Sin embargo, las lesiones siguen incrementándose.

Luego entonces ¿qué está pasando? ¿por qué el alarmante incremento de operaciones Tommy John en el mundo de béisbol? La respuesta más certera y real está en el desarrollo del nuevo talento, en las ligas pequeñas y colegiales, donde se forman y preparan los jugadores que llegarán a la MLB, pues en esas instancias se carece de la metodología suficiente, así como de la supervisión y cuidados necesarios para no forzar y exceder las cargas de trabajo de los jóvenes y entusiastas brazos que buscan un lugar en el mundo del béisbol y que muchas veces fracasan rotundamente por no haber administrado su talento. Esta conclusión que comparto no deriva de suposiciones, sino de la triste realidad. El año pasado (2022) y el dato que les comparto, tuve a bien corroborarlo ante mi incredulidad fueron practicadas en los Estados Unidos 2273 cirugías de Tommy John a jugadores de todos los niveles de béisbol, incluidos jugadores de las pequeñas ligas donde los participantes no superan los 12 años de edad, así como jugadores de escuelas secundarias y de preparatoria, jugadores universitarios y por supuesto todos aquellos que ya han llegado al béisbol profesional en los distintos niveles de juego (A), (AA) y (AAA), y los 28 jugadores de la MLB que ya les había comentado que se sometieron a la operación el año pasado. Dos mil doscientas setenta y tres operaciones Tommy John en un año, es un número abrumador y preocupante que significa haber practicado más de 6 operaciones cada día del año. Una cifra impactante que confirma que a un importante número de lanzadores que ni siquiera ha llegado o llegará a las Ligas Mayores ya le fue reconstruido el ligamento colateral cubital medial de su brazo de lanzar.

Tras las cifras ya comentadas puedo y debo concluir dos cosas, en efecto la operación se ha incrementado en el béisbol de manera alarmante y desmedida, casi, casi, como si se tratara de una pandemia, pero al mismo tiempo resulta comprensible entender que en esa larga lista de jugadores que se sometieron a la operación existan notables casos de éxito que son los que evidentemente tienen mayor difusión y publicidad tal y como le sucedió en su momento al lanzador abridor A.J. Burnett, o al relevista Eric Gagne, o al abridor y posteriormente relevista Kerry Wood, así como al indisciplinado pero talentoso David Wells quien tras la operación incluso logró la hazaña de lanzar un juego perfecto y por supuesto al magnífico John Smoltz quien tras regresar a los diamantes pudo culminar una brillante carrera con los números personales y méritos suficientes para ganar un sitio en el Salón de la Fama de Cooperstown. Y también, le sucede hoy en día a un importante grupo de estrellas de la lomita que están en activo y ganando continuamente juegos como en los casos de: Justin Verlander, Luis Severino, Yu Darvish, Jameson Taillon, Adam Wainwrigth y Rich Hill por tan solo mencionar algunos de los lanzadores que tras la intervención quirúrgica han retomado sus carreras con éxito y son referentes de sus equipos y un claro ejemplo y motivación para las futuras generaciones de lanzadores.

Lo anteriormente comentado no significa que la operación sea en todos los casos un éxito, pues la misma conlleva riesgos y quienes se someten a ella no tienen nunca la garantía de volver a lanzar, ni mucho menos, que la lesión no vuelva a producirse; tampoco se trata de un volado o una apuesta, ya que parte del éxito de la operación está en la capacidad de rehabilitación y cuidados que tenga cada jugador. De hecho, un importante grupo de ortopedistas sostiene con base en los patrones con que se presenta la lesión que las posibilidades de éxito y durabilidad de los lanzadores tras someterse a la cirugía Tommy John es de al menos 5 temporadas, aunque esto podría evidentemente variar dependiendo del jugador y su repertorio de lanzamientos. Ya en este artículo les he comentado de la segunda operación a la que hace unos días se sometió el abridor de los Rangers de Texas Jacob deGrom, pero existen otros destacados lanzadores de la MLB que llevan dos operaciones en su haber como: Nathan Eovaldi, Mike Clevinger, Walker Buehler el lanzador estrella de los Dodgers que se encuentra en proceso de rehabilitación e incluso el relevista mexicano ya en el retiro Joaquín Soria al que también dos veces se le practicó la operación.

Es más, esta intervención quirúrgica no es ya exclusiva de lanzadores, pues jugadores de campo como Gleyber Torres, Matt Carpenter, Shin-Soo Choo, Didi Gregorius que estuvo fugazmente esta temporada en la LMB con los Algodoneros de Unión Laguna y otros jugadores ya en el retiro como Matt Holliday, el cubano José Canseco, Carl Crawford e incluso el miembro del Salón de la Fama Paul Molitor recurrieron a ella para poder continuar en activo en los diamantes.

No cabe duda que si la MLB en los últimos años ha puesto énfasis en agilizar y dar fluídez al juego de pelota, tenga por delante que atender y resolver el tema de las lesiones, pues evidentemente que hay mucho por hacer y corregir tanto en el mundo y dominios de la MLB como en otros importantes niveles de juego a nivel profesional y de carácter escolar y universitario donde no existe la publicidad, ni los reflectores, pero donde las lesiones de los lanzadores abundan y se multiplican.

CÍRCULO DE ESPERA

Resultó nuevamente un rotundo éxito la serie de partidos que llevó la MLB a Londres, Inglaterra. Ahora fueron dos equipos representativos de la Liga Nacional y también con una añeja rivalidad deportiva los Cachorros de Chicago y los Cardenales de San Luis los que se enfrentaron y dividieron victorias ante un entuasiasta público que se dejó sentir en ambos encuentros con llenos totales. No cabe duda que la internacionalización de la MLB sigue en camino ascendente y que la mira está puesta para 2024 en la llamada ciudad luz, aprovechando que el próximo año París será sede de los Juegos Olímpicos de verano.

Finalmente y resolviendo la incognita que me fue planteada a través de sus mensajes y correos electrónicos que mucho agradezco, en este caso sobre el lanzamiento de la primera bola en algún juego inaugural de la Liga Mexicana de Béisbol por parte de un Presidente de México, respondo puntualmente que el único Jefe del Ejecutivo Federal en haber hecho el lanzamiento de la primera bola de un juego inaugural de la Liga Mexicana de Béisbol lo es el Presidente Miguel Alemán Valdés quien tuvo a bien hacerlo para el inicio de la temporada 1947 de la Liga Mexicana de Béisbol en el desaparecido Parque Delta de la capital del país. Antes de que salgan a corregirme, aclaro que hace cuatro años el presidente en funciones, Andrés Manuel López Obrador tuvo a bien lanzar la primera bola el día que se inauguró el Estadio Alfredo Harp Helú, pero en esa ocasión se trató de un juego de exhibición entre los locales Diablos Rojos del México y los vistantes Padres de San Diego de la MLB.

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