"Que haya consuelo sabiendo que alguien tan especial jamás será olvidado"
Julie Hébert
Los ciclos de vida son precisos e inalterables, si algo tenemos todos seguro y marcado es nuestra muerte y el fin de nuestra existencia terrena. Mientras escribía el artículo que estaba preparando para compartir con ustedes y en la locura de alguien que materialmente trabaja en una especie de circo de tres pistas –solo Dios sabe como es eso posible- me enteré de la muerte del gran Willie Mays a los 93 años de edad, precisamente en la víspera del homenaje que la MLB había preparado en su honor y del que en alguna de mis anteriores entregas ya les había comentado tendría lugar en el mítico y centenario Rickwood Field, una de las sedes más destacadas de las llamadas Ligas Negras de los Estados Unidos.
En razón de lo anterior, querido lector dejé a un lado ese escrito algo avanzado que tenía frente a la pantalla y que espero pronto presentarles y decidí comenzar de nuevo con la idea precisa de recordar y honrar a uno de los peloteros más grandes, longevos e icónicos del mundo del béisbol, al único e irrepetible Willie Mays.
Lo primero que me ha venido a la mente al leer la noticia desde mi computadora y también al hurgar en mi télefono celular confirmando lo ocurrido es la imagen de la atrapada de espaldas a home realizada en el primer juego de la Serie Mundial de 1954. Un fugaz instante, un momento de absoluta precisión y gloria deportiva que ha permanecido y permanecerá vigente mientras el béisbol y el mundo existan. Nadie a pesar de que han pasado ya casi 70 años ha sido capaz de concretar una jugada de esas características con la sincronía y dramatismo que la ejecutó Mays en el fondo del jardín central del ya desaparecido e inmenso Estadio Polo Grounds aquella tarde de octubre en la Ciudad de Nueva York.
Pero Willie Mays fue mucho más que una gran atrapada, pues el oriundo del estado de Alabama que empezó a jugar en las Ligas Negras con tan solo 16 años para los Birmingham Black Barons en el año de 1948 definitivamente estaba hecho de otro material, muy seguramente de ese con el que se hacen las estrellas, las leyendas y aquellos seres de carne y hueso que son capaces de inspirarnos y emocionarnos al límite con sus acciones.
Es dificil imaginar que un jugador que debutó en las Ligas Mayores en el año 1951 con los entonces Gigantes de Nueva York y que jugara ininterrumpidamente para esa franela y equipo a pesar de la mudanza a San Francisco en 1958, por más de veinte años, fuera tan sano y pedurable, no obstante el hecho de haber interrumpido como tantos jóvenes norteamericanos de la época su carrera profesional para acudir a la guerra; en su caso de la Corea en los años cincuentas del siglo pasado, pues Mays fue capaz de mantenerse en forma y con el suficiente talento para seguir jugando a nivel profesional hasta el año 1973. Precisando que sus últimas dos temporadas de su vida profesional las hizo de regreso en la Gran Manzana pero esta vez defendiendo la franela de Mets.
El nombre del juego dicen los grandes managers es: consistencia y clara muestra de ello lo fue el ampliamente conocido "Say Hey Kid", pues logró ser seleccionado durante 24 temporadas al juego de estrellas de la MLB. Un jugador cuyos logros personales también le produjeron haber ganado 12 guantes de oro en la posición de jardinero central entre los años 1957 y 1968.
Y por si esas hazañas deportivas que con llevan talento y disciplina fueran no suficientes, es imporatnte señalar que Mays brilló desde el primer momento en que llegó a las Ligas Mayores pues en su temporada de novato, la del año 1951 fue designado como el novato del año de la Liga Nacional.
No voy a dejar de resolver la duda que seguramente ha surgido en muchos de ustedes respecto del origen del apodo o mote con el que fue largamente conocido esa gran estrella del béisbol mundial. Su apodo que en realidad es un saludo, o la forma de saludar a alguien, deriva del hecho de que el talentoso Willie Mays era muy malo para recordar el nombre de las personas, o identificar el nombre de sus compañeros de equipo y en razón de ello el legndario número 24 de los Gigantes para evitarse problemas o complicaciones solía llamar a todas las personas con que interactuaba con un cálido "Say Hey Kid“ algo que incluso permitió que fuera compuesta una canción en su honor y que inmortalizaran The Treniers, es decir, un apodo tan popular que le acompañó tras el retiro y hasta el final de sus días.
Mays fue también uno de los primeros ganadores en ganar el Premio Roberto Clemente, por su destacado ejemplo y labor fuera de los diamantes. Además de haber logrado en el terreno de juego y los diamantes el campeonato bateo de la Liga Nacional en 1954, el mismo año que lograra la hazaña pero en la Liga Americana el mexicano Beto Ávila y que curiosamente ese año los enfrentó en la legendaria Serie Mundial que ya he recordado y en la que la estrella de los Gigantes ganó su único anillo de Serie Mundial.
Podría seguir y seguir con sus logros y hazañas: fue cuatro temporadas líder de bases robadas de la Liga Nacional y también cuatro veces líder de cuadrangulares de esa misma Liga en la que por cierto jugo toda su vida profesional. Termiinó su carrera con 660 cuadrangulares lo que hoy en día le ubica como el sexto mejor jonronero de todos los tiempos, no obstante que en esa lista hay dos jugadores que rebasaron esa cifra con trampas y ayudas antideportivas y que por fortuna han sido los marginados del Salón de la Fama me refiero puntualmente a Barry Bonds y Alex Rodríguez; además de ser uno de los muy contados beisbolistas de la MLB en haber conectado cuatro cuadrangulares en un mismo partido, una hazaña que ni el mismo Babe Ruth pudo conseguir.
Fue electo al Salón de la Fama del Béisbol con más del noventa por ciento de los votos de la prensa especializada en su primer año de elegibilidad en el año 1979 lo que lo convirtió a partir de esa fecha en una leyenda del bésibol. Además de haber recibido durante la gestión del presidente Barak Obama en 2015 la Medalla presidencial Libertad que constituye el máximo honor y reconocmiento que pueda recibir una miembro de la sociedad civil norteamericana por sus contribuciones a la sociedad.
Se ha ido un referente en los diamantes, un auténtico fenómeno, un fuera de serie. Hasta siempre Willie Mays, tuya es la inmortalidad por haber sido uno de los más grandes y dignos jugadores que han pisado un terreno de juego. El béisbol, sus aficionados y las Ciudades de Nueva York y San Francisco que fueron tu hogar y la sede de tus equipos no cabe duda, siempre te habrán de recordar.
CÍRCULO DE ESPERA
Enhorabuena a la Liga Mexicana de Béisbol y sus 20 equipos pues al haberse cumplido poco más de la mitad de la temporada regular 2024 se ha rebasado ya la barrera de los 2.5 millones de espectadores con boleto pagado en los 21 estadios que la conforman.
A destacar los Diablos Rojos del México que han llevado al Parque Alfredo Harp Helú poco más de 340 mil fanáticos a sus encuentros, detrás de ellos los Toros de Tijuana con 258 mil asistentes a su parque y los décanos de la liga, los Sultanes de Monterrey con 222 mil aficionados registrados en las taquillas del Estadio Mobile Super o Estadio de Béisbol Monterrey.
Y no deja de llamar poderosamente la atención que en los tres últimos sitios de asistencia a los juegos de la actual temporada estén dos de la novenas que por primera vez han hecho su aparición. El equipo Caliente de Durango con poco más de 50 mil aficionados, comparte uno de los tres peores lugares de asistencia con los Piratas de Campeche que en esta campaña tan solo han llevado 42 mil espectadores al Estadio Nelson Barrera y la nueva sede y franquicia los Conspiradores de Querétaro con 36 mil aficionados asistiendo a sus encuentros de local. Un hecho y circunstancia que nos confirma que no siempre el inicio de un proyecto puede ser a tambor batiente o exitoso desde el primer día. Será la constancia y la efectiva promoción y difusión del equipo y el juego de pelota lo que en el futuro rinda frutos, sarisfacciones y resultados tanto a la recién creada novena como a sus seguidores.
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