El Estadio Alfredo Harp, más que un estadio de beisbol

El arquitecto Francisco González Pulido, quien junto a su socio Antonio de Garay crearon el parque de pelota, habla de la personalidad que tiene el inmueble

El Estadio Alfredo Harp, el futuro de México ahora. Foto: Cortesía

Miguel Boada Nájera

El Estadio Alfredo Harp Helú abrió sus puertas a la familia de los Diablos Rojos del México el 23 de marzo de 2019, y desde ese entonces el parque de pelota ha logrado desarrollar su propia identidad, una donde se mezcla el México de antes y el del futuro, convirtiéndose "en un espacio íntimo en el que una de las intenciones era hacer sentir a los fans que estaban en casa, en la casa de los Diablos".

El arquitecto Francisco González Pulido, creador del parque de pelota y de múltiples obras como aeropuertos, rascacielos, hoteles, analizó la majestuosa obra que desde ese 2019 se volvió la casa del beisbol en la CDMX, desarrollando su propia personalidad.

"Es un estadio transparente, no es un contenedor donde todo esté encerrado. Desde ahí puedes ver la ciudad, ves los rascacielos, ves los volcanes, la Magdalena Mixiuhca. Aquí se funden elementos de la cultura prehispánica con la modernidad, pero una modernidad del futuro de México de una manera reinterpretada, con elementos que nos recuerdan a México pero que nos llevan a un México nuevo y creo que eso fue muy importante", continuó González Pulido.

Según el creador de esta obra, el parque de pelota empezó a definir su perfil, su personalidad, su esencia desde mucho tiempo antes de que abriera sus puertas, porque fue la misma afición la que lo acogió, la que lo hizo suyo.

"Yo lo puedo ver de muchas maneras pero lo importante es cómo lo ve la gente. Recuerdo que cuando se presentó la obra, era una presentación privada pero afuera había fans. En cuanto acabó la presentación les permitieron entrar y los fans empezaron a tomarse fotos con la maqueta me movió porque como arquitecto puedes sentir muchas cosas pero cuando ves la emoción que una obra puede provocar en los demás, sin haberla visto construida sino por el simple hecho de saber que iba a ser su casa, todo cambia. Después vino la inauguración donde ves que todo lo que se pensó tiene sentido no solo para ti sino para los fans. La gente lo ha abrazado muy bien, es un espacio íntimo, porque una de las intenciones era hacer sentir a los fans que estaban en casa, en la casa de los Diablos", continuó González Pulido.


Teniendo claro lo anterior, la integración de un elemento resultó clave: permitir que el fan se moviera cómodamente por el lugar sin perderse lo más importante, el juego. Así como si estuviera en su casa.

"Hay estadios en Estados Unidos que son emblemáticos, que son históricos pero que se quedaron estacionados en algún lugar del tiempo, que es parte de la historia y tiene un sabor único pero en los que se rompe parte de la experiencia. Pero aquí se tiene ese espacio donde el fan se puede mover a seguir disfrutando parte de la experiencia de ir a un estadio, como ir por comida, sin perderse lo que pasa en el campo. Sin estar en el mismo lugar existe una movilidad que tiene el fan sin perder la conexión con el juego, eso fue una pieza clave al momento de hacer el diseño. Queríamos que esa experiencia no se perdiera, que cuando se gritara algo pudieran dar unos pasos para acercarse a ver lo que estaba sucediendo", prosiguió el arquitecto.

Y SUPERÓ LA PRUEBA MÁS GRANDE INESPERADA

Una de las cosas que nadie se imaginó, ni durante su creación, ni durante su construcción y ni durante su primer año de vida, es que el Estadio Alfredo Harp Helú también iba a enfrentar el reto de tener que cerrar sus puertas por 661 días.

La pandemia también se convirtió en una confirmación de la solidez del inmueble y del encargado de hacer realidad el sueño de los fans, Don Alfredo Harp Helú, ya que no solo superaron momentos complicados durante su construcción sino también al tener la casa de los Diablos cerrada desde septiembre del 2019 hasta mayo del 2021.

"El inmueble mostró que estaba listo para volver, para tener gente otra vez, y ahí se juntan dos factores que hacen de la obra algo más que un edificio", explicó González Pulido. "El cliente (don Alfredo Harp Helú) y el estadio mostraron una resiliencia muy grande tanto antes y durante su construcción como en la pandemia y eso es un factor totalmente extraordinario que se suma a la fuerza que tiene el lugar", sentenció González Pulido.