Ramón Esquer habla de la presión de jugar con los Diablos Rojos

El exjugador recuerda su época como pelotero y explica el significado de jugar con el equipo capitalino de la Liga Mexicana

Ramón Esquer habla de la presión por jugar con los Diablos Rojos

Editorial Séptima entrada

Los Diablos Rojos del México a lo largo de su historia han tenido jugadores con alguna característica especial que ha dejado huella, como lo fue segunda base, Ramón Esquer, quien para este 2020 nuevamente forma parte del equipo pero ahora en el staff de coaches.

Ramón Esquer tuvo una trayectoria de 18 años como jugador de Liga Mexicana de Beisbol, defendió siete franelas, pero sin duda con las que brillo intensamente fue con los Bravos de León, Guerreros de Oaxaca y Diablos Rojos del México.

A Ramón en la década de los 90 se le consideraba un amuleto, ya que ganó el campeonato de la LMB en 1990 con los Bravos de León, con los Diablos Rojos en 1994, fue pieza clave en la conquista del primer campeonato de los Guerreros de Oaxaca de 1998 y nuevamente con el México se coronó campeón en la temporada del 99.

De los campeonatos que ganaste, ¿cuál recuerdas más?

“En mi trayectoria tuve cuatro campeonatos y no te sabría decir cuál es el que más gocé o más disfrute, porque todos en su momento los gocé al máximo, luchamos y peleamos muy fuerte al lado de todos mis compañeros en cada una de las organizaciones, no me puedo ir por uno en especial”.

¿Quién fue para Ramón Esquer el short stop con el que mejor se acomodó? 

“Tuve grandes compañeros con los que hice mancuerna alrededor de la segunda base, grandes jugadores de gran nivel pero sin duda con José Luis “El Borrego” Sandoval fue con el que mejor me acoplé, fue con el que hice una excelente mancuerna”.

¿Hay presión por jugar con los Diablos? 

“Definitivamente que hay presión. Al llegar a esta organización tienes que ponerte a la par de todos los grandes jugadores, tú no puedes ser menos, existe esa presión de ser mejor o ponerte al nivel de cada uno de los compañeros, la camisa de los Diablos pesa y no cualquiera la puede llevar puesta”.

En las 18 temporadas como jugador bateó para .286 de porcentaje y se quedó a solo diez imparables de los 1,500, conectó 48 cuadrangulares, anotó 960 carreras e impulsó 561. Era un bateador muy disciplinado y recibió 736 bases por bolas a cambio de 649 ponches.

Ahora toda esa experiencia acumulada a través de los años, la transmitirá a los jugadores escarlatas como coach de primera base. Séptima Entrada