¿Qué hizo enojar a Manny Barreda el día que lanzó el último sin hit en la LMB?

El lanzador de los Toros de Tijuana platicó la anécdota que vivió antes del juego en el que colgó el doble cero en el 2017

¿Qué hizo enojar a Manny Barreda el día que lanzó el sin hit en 2017?

Editorial Séptima entrada

"No yo ya no; ya estuvo”, dijo Manny Barreda la tarde del domingo 16 de julio de 2017 a su llegada al Estadio Chevron, para prepararse para abrir el tercer duelo de la serie contra Olmecas de Tabasco, el día en que lanzó el último juego sin hit ni carrera que se ha dado en la LMB.

Como todos los beisbolistas y sobre todo los lanzadores, el beisbol está envuelto por rutinas, cábalas o “muñecos” que son respetados y le dan un toque especial al “Rey de los Deportes”, y ese día se metieron con las costumbres de Barreda.

Por lo general, el día de juego, el pitcher abridor es quién arma su propia rutina y decide que música se escucha en el clubhouse las horas previas al juego, tiene una hora especial de llegada al estadio y elije la casaca que habrá de utilizarse ese día.

Ese domingo 16 de julio de hace tres años, Toros de Tijuana y Generales de Durango amanecieron como los únicos dos equipos sin un “Doble Cero” registrado a su favor en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), sin embargo al final de la noche, los “bureles” dejaron sola a la “Tropa” en esa estadística.

“En esos días acostumbraba comer mi sushi antes de ir al estadio, llegué casi a la misma hora, casi “rayando”. Recuerdo que cuando llegué al estadio me dijeron que teníamos que utilizar cierta casaca para ese día y a mí ya me tenían como el elegido para usar casacas especiales, así que les dije que no”, recordó Manny Barreda en entrevista al podcast “Círculo de Espera”.

La negativa de Barreda tuvo que ser comunicada al patrocinador de la casaca que se tenía agendada para utilizarse en ese día que se celebraba “El Día del Aficionado”, sin embargo, el problema no paso a mayores, ya que el jersey que quería utilizar Manny era del mismo socio comercial.

“Creo que la jersey que querían que usáramos ese día era negra con dorado y nuestra gorra era negra con rojo o sea que con tantos colores no combinaba por ningún lado; entonces hubo un problemita y tuvieron que hablar con el patrocinador, pero afortunadamente la casaca programada y la que yo quería era de la misma marca y además la que yo pedía era todavía menos utilizada”, explicó.

La casaca elegida por el diestro de Sahuarita, Arizona es la negra con letras rojas que dice Tijuana y tiene como particularidad que no tiene botones y es en cuello “V”. La objeción del lanzador era muy clara, ya que sentía que a él le cargaban la mano para obligarlo a cambiar seguido de casaca y afectarle su rutina.

“El martes anterior me había tocado lanzar y también me pusieron una casaca especial que tampoco combinaba con la gorra, entonces yo ya un poquito cansado de esta situación les dije que yo no quería lanzar con la casaca dorada y que yo quería otra, una negra con rojo”, agregó.

El episodio se mantuvo en su cabeza durante el calentamiento y hasta el inicio del juego en el que lo esperaba una cita con la gloria.

“Salí un poquito frustrado con esa situación y en el calentamiento me acuerdo hablar con Roberto Espinoza que era el coach de pitcheo y me desahogué con él; cada rato querían que yo utilizará casacas diferentes y él como pudo me calmó y ese coraje me lo llevé a la loma porque las primeras entradas hice demasiados lanzamientos y ya después me fui calmando”, indicó.

Al final de la noche, Manny Barreda lanzó sin hit ni carrera y sus compañeros los apoyaron con dos carreras en la tercera entrada y otro par en la cuarta, para que Toros se impusiera 4-0.

El derecho enfrentó a 29 bateadores y sumó 14 ponches, regaló dos bases por bolas, ambas a Sandy Madera, y su cuadro le cometió un error. En total fueron 135 lanzamientos de los cuales 85 fueron en la zona buena.

Esa joya ha sido la más reciente en la LMB y es la única desde el 2012 cuando Walter Silva hizo lo propio con Sultanes de Monterrey en un duelo contra Rieleros de Aguascalientes. Séptima Entrada