Salón de la Fama del Beisbol Mexicano celebra su 1er año de vida

El Recinto de los Inmortales ha cumplido su primer año de vida, un lugar dedicado no solo a exaltar a los mejores peloteros de la historia sino a acercar el beisbol a niños y jóvenes.

Salón de la Fama del Beisbol Mexicano cumple 1 año de vida

Tomás López- El Salón de la Fama del Beisbol Mexicano está de fiesta, porque este jueves 20 de febrero celebra su primer aniversario de apertura, y en estos 12 meses han sido casi 65 mil los visitantes de México y del extranjero que han recorrido sus instalaciones para disfrutar de la magia que existe en este sitio.

El nuevo recinto de los inmortales tiene como objetivo acercar a jóvenes al beisbol, fomentar la convivencia familiar y reconocer la trayectoria de los personajes históricos de la pelota profesional.

“Este año hemos recibido a muchísimos visitantes, de todas las edades, de todos lados del país y de muchos países fuera de México”, expuso Francisco Padilla, director del Salón de la Fama.

La mayoría de los visitantes son de Nuevo León, pero en sus registros han contabilizado la visita de personas de 27 países diferentes, lo que refleja el impacto social que tiene esta obra ubicada en el Parque Fundidora, proyecto impulsado y patrocinado por el empresario don Alfredo Harp Helú.

Uno de los grandes objetivos de nosotros como Salón de la Fama es acercar a los niños y los jóvenes al beisbol… Tenemos espacios para que la gente disfrute la experiencia de vivir el beisbol en nuestras jaulas de bateo, jaulas de pitcheo, en el simulador virtual de pitcheo y de bateo”, expuso el directivo.

"Y tenemos la misión de ofrecer un permanente reconocimiento al honrar y exaltar a los mejores personajes del beisbol mexicano, recordemos que presentamos los principales logros de 200 inmortales que hasta ahora integran el Salón de la Fama”.

En noviembre pasado se agregaron los últimos cuatro nuevos miembros del Nicho de los Inmortales: Fernando Valenzuela, Daniel Fernández, Ricardo Sáenz y el directivo, Cuauhtémoc Rodríguez. Séptima Entrada